México es el mayor exportador mundial de cerveza, al producir 21 % de lo importado, lo que implica que su producción y venta generan cuantiosos recursos en impuestos para el gobierno.
Sin embargo, eso no se ha traducido en que los servicios de salud tengan suficiente dinero para prevenir la adicción al alcohol y en atender las principales enfermedades que provoca, como la cirrosis.