En febrero de 2016 los abogados que representaban en Estados Unidos al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Maney & González-Félix, se presentaron en la sala de audiencias de la corte de Plano, una ciudad al norte de Texas.
Estaban ahí para dar por terminada una disputa de dos años con Orthofix, que había sido su proveedor de prótesis médicas. Llegaron a poner punto final a un escándalo en el que nadie era inocente.