La tasa de mortalidad, entendida como la proporción de fallecimientos por COVID-19 en una población concreta por cada 100 mil habitantes, es más alta en los municipios con altos índices de pobreza, de acuerdo con los números de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La tasa de mortalidad más alta a nivel nacional la tiene el municipio de San Pedro Molinos, Oaxaca, con 142.45 por cada 100 mil habitantes. En esa localidad, el 90.8 por ciento de la población vive en pobreza. Le siguen Sanahcat, Yucatán (109.35), y San Miguel Tequixtepec, Oaxaca (94.88), con 49.9 y 87.7 por ciento de la población en pobreza, en cada uno de los casos.