Luis Cárdenas Palomino y Ramón Eduardo Pequeño García fueron durante tres sexenios altos mandos de la policía en México. Impulsados por su jefe, Genaro García Luna, escalaron posiciones en áreas de seguridad e inteligencia, hasta tener a su cargo operativos clave contra el crimen organizado y la vigilancia de instalaciones estratégicas, carreteras y aeropuertos.
Pero ayer, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos los acusó de ser, – al mismo tiempo, – protectores, colaboradores y cómplices del Cártel de Sinaloa y del tráfico de toneladas de cocaína a su territorio. En síntesis: de trabajar para el cártel. Todo ello a cambio de supuestos sobornos de millones de dólares.