AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS.
Algunas veces los cambios en las organizaciones o sociedades son difíciles de detectar, salvo si se mira en los detalles.
El pasado 21 de diciembre miles de zapatistas marcharon en silencio en cinco cabeceras municipales de Chiapas. La disciplina era evidente, nadie se salió de la formación, nadie profirió insultos ni pintarrajeó casas o comercios.
Pero lo que pasó desapercibido para muchos llamó la atención a quienes conocen a los pueblos indígenas (zapatistas o no). Entre las largas filas había hombres jóvenes cargando a sus hijos, amarrados con rebozos a su pecho, un detalle que representa un cambio de conducta, que es lo más difícil para cualquier individuo u organización.