AUTOR: JUDITH AMADOR TELLO.
En su segundo periodo al frente del INAH, Sergio Raúl Arroyo es recibido con acusaciones sobre irregularidades en la construcción de una Bodega Aurrerá en la zona arqueológica de Teotihuacán en 2004. En entrevista, desmiente los “infundios” que “han saltado de un lugar a otro, me parece que irresponsablemente”, y sale al paso frente a un problema “que prefiero identificar y conforme a mi derecho saber cómo responder”, por lo cual puso en manos de la PGR toda la documentación para una investigación que está en curso.
MÉXICO, D.F. El etnólogo Sergio Raúl Arroyo García afirma categórico que las “acusaciones e infundios” que atribuyen la liberación del terreno para construir una tienda de la cadena Walmart en el perímetro “C” de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, en el Estado de México, son resultado de una lucha macroeconómica y no de supuestos sobornos recibidos por él a título personal o como donativo para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al cual dirige por segunda vez desde el pasado 7 de diciembre.
Luego de que el diario estadunidense The New York Times destapó hace unas semanas los escándalos de corrupción de la cadena transnacional, el también doctor en antropología y arte entregó a la Procuraduría General de la República (PGR) y a la ahora extinta Secretaría de la Función Pública (SFP) el expediente sobre el caso de la construcción de una Bodega Aurrerá para que investiguen y, en su caso, confirmen lo que se dijo desde 2004, cuando dirigió por primera vez al INAH:
Que cuando Antropología recibió el expediente con el proyecto de la empresa, ya contaba con los permisos dados para centros comerciales: licencias de operación y sanitaria, uso del suelo y demás, otorgados por las autoridades del municipio de San Juan Teotihuacán y del Estado de México (hasta federales debió requerir por ser transnacional).