AUTOR: RODRIGO VILLEGAS.
El gobierno del panista sonorense Guillermo Padrés ha decidido ir en contra de sus promesas de campaña. Ahora sin el respaldo de Felipe Calderón, y con un partido en agonía, el mandatario se encuentra contra las cuerdas ante la indignación de la mayoría de los sonorenses.
A la mitad de su sexenio el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, ha perdido el piso y también la simpatía de la mayoría de los ciudadanos.
Envuelto en escándalos de corrupción y nepotismo, el jefe del ejecutivo ha decidido aumentar los impuestos indiscriminadamente y hacer caso omiso a las órdenes judiciales, para continuar con una obra hidráulica de 3 mil millones de pesos.
Lo que en un inicio fue una promesa de campaña, hoy es considerado un acto autoritario.
Y es que hace cinco años, al derogar la tenencia, Felipe Calderón Hinojosa, decretó y fue aprobado por el Congreso de la Unión, un impuesto supletorio de 35 centavos por litro de gasolina vendido.