Debido a la manifiesta incapacidad del Estado para brindar protección a los ciudadanos, en varias entidades del país han empezado a multiplicarse, fuera de control, los grupos de autodefensa ciudadana o, como se les designa eufemísticamente, policías comunitarias. Símbolo del hartazgo de quienes viven a merced del crimen organizado, estos grupos –advierten especialistas en seguridad– corren el riesgo de convertirse en instrumento de las mafias a las que pretenden combatir, de los grupos guerrilleros o incluso de políticos inescrupulosos.
MÉXICO, D.F: Aún no se cumple el plazo que estableció para marcar diferencias con el gobierno calderonista y a Enrique Peña Nieto ya le hizo explosión el problema de la autodefensa ciudadana. Comunidades campesinas e indígenas, cansadas de la irrefrenable espiral de violencia e inseguridad, decidieron armarse para defenderse del crimen organizado y asumir la tarea que le corresponde al Estado.
El riesgo, señalan los especialistas, es que este fenómeno de autodefensa ciudadana o policías comunitarios se expanda a otros puntos del país donde hay condiciones más graves de inseguridad, hasta el punto de que esos grupos controlen regiones enteras y luego sean manipulados por las mafias o incluso por agrupaciones políticas.