AUTOR: SANJUANA MARTÍNEZ.
Son las 10 de la mañana y en calles aledañas del mercado de La Merced ellas van llegando y se ubican en sus puestos. Llevan vestidos ceñidos, van maquilladas de manera exagerada para aparentar más edad, usan tacones de vértigo y esperan a los clientes.
La gente pasa con prisa a su lado. Algunos las ven, otros las ignoran. La normalización de la explotación sexual comercial forma parte de la rutina. Los proxenetas las observan, las vigilan.
Están en La Merced, pero también en Garibaldi, Sullivan, la avenida Insurgentes, el Paseo de la Reforma, la calzada de Tlalpan, la plaza de la Soledad, en los callejones de Santo Tomás y Manzanares, en la Zona Rosa, el corredor Buenavista y otros sitios de las delegaciones Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Iztapalapa, Álvaro Obregón, Xochimilco, Cuajimalpa, Coyoacán y Miguel Hidalgo, y en las zonas de Polanco, la Roma, el Centro Histórico y la Condesa.