AUTOR: PAULINA VILLEGAS.
Aunque en el panismo no eran infrecuentes los actos de fe, la asistencia de Peña Nieto a la misa inaugural marca el final de la lejanía.
Aunque los mexicanos son mayoritariamente católicos y se habían acostumbrado a ver a sus dos antecesores panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón, dando muestras de su fe en público y aunque los priistas hayan sido católicos, la imagen, ayer, de Enrique Peña Nieto como uno más de los miles de asistentes a la inauguración oficial del papado de Jorge Bergoglio fue un símbolo más, en un día cargado de símbolos.
Peña Nieto estuvo, además, acompañado de su esposa, Angélica Rivera, vestida de negro y con un tul sobre la cabeza, tal y como manda el protocolo, y por sus hijas menores.