AUTOR: EMILIO GODOY.
Una orden judicial emitida hace un par de meses obligó a la arquidiócesis de Los Angeles a hacer pública una parte de sus archivos. En esos documentos –consultados vía internet por Proceso– se hace evidente que en las filas de la Iglesia hay numerosos abusadores de menores y que la institución se afana en acallar y encubrir esas conductas ilícitas. Este semanario revisó los expedientes de cuatro casos de párrocos mexicanos que cometieron actos de pedofilia –uno de ellos fue del conocimiento del cardenal Juan Sandoval Íñiguez, quien guardó silencio al respecto– y que a la postre fueron cobijados por el arzobispado angelino.
Cuando aún era arzobispo de Guadalajara, el prelado se negó a colaborar en la investigación sobre el sacerdote Nemorio Villa Gómez, como sale a la luz en documentos desclasificados por la arquidiócesis de Los Ángeles. Así consta en un memorando del 24 de octubre de 2009 de Michael Myers, en ese momento vicario en esa congregación, a Marge Graf, consejera general de la misma: “Se recibió otra denuncia en 2008. En ese momento se creía que el padre Villa estaba viviendo en Guadalajara y fue enviada una carta al arzobispo de Guadalajara notificándole del alegato. Nunca se recibió respuesta”, dice el religioso en la nota consultada en línea por Proceso.