El presidente del PRD apuesta por las reformas pactadas con los otros dos grandes partidos.
Su estatura como líder de una izquierda moderada, posibilista, ha crecido al tiempo que el número de sus enemigos, que consideran una “traición” que el PRD firmase el Pacto por México y que han llegado incluso al insulto personal en algún acto público. Zambrano niega ser un “colaboracionista” –“no me quita el sueño que me critiquen por construir acuerdos por el bien de México”- y dice sentirse con “autoridad política, seguro de estar haciendo lo correcto”. Es más, está convencido de que su partido “se ha fortalecido con el pacto” y así se verá en las elecciones regionales del próximo 7 de julio.