By: Draco Dracul
on 13:15:00
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FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR. JOHN M. ACKERMAN.
Las coyunturas críticas como las que atraviesa hoy el país exigen a los ciudadanos elevar la mira y generar nuevas coordenadas para la discusión pública. En primer lugar, es necesario superar las lógicas maniqueas, racistas e intolerantes que dividen la nación entre ilustrados y vándalos neotribales, entre verdaderos estudiantes y encapuchados violentos, o entre maestros bien portados, respetuosos y guerrilleros o delincuentes resentidos. Más allá de pronunciamientos viscerales en favor o en contra de acciones específicas tomadas por grupos disidentes, urge debatir a fondo la situación nacional.
El principal problema que enfrenta el país no es que un grupo de jóvenes haya roto una ventana en la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ni que miles de maestros traicionados por el gobierno hayan atacado las sedes de los principales partidos políticos en Chilpancingo, o que normalistas hayan repartido refrescos y frituras a transeúntes en Morelia. Lo que nos tiene postrados como nación es el férreo control autoritario y corrupto de un puñado de políticos desprestigiados, monopolios impunes y medios manipuladores. Este trípode constituye la minoría que realmente tiene secuestrado al país y todos nuestros esfuerzos deberían ir canalizados a desmontar, de manera inteligente y pacífica, su dominación sobre el espacio público.