AUTOR: Natalia Antezana Bosques.
(9 de mayo, 2013). – Estudiantes y maestros esperaban ansiosos el momento. En la puerta del Auditorio Antonio Caso, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se iban congregando poco a poco los jóvenes y la prensa que fueron llegando desde las 12 del mediodía, para participar y registrar el tan esperado diálogo entre el rector y “los encapuchados”.
Mientras tanto, elementos de seguridad universitaria no dejaban ingresar a nadie al recinto hasta que no se les diera la instrucción, argumentaban.
“Dialogo sí, no represión”, era la primera parte de una oración que escribía una alumna con tinta negra sobre una cartulina café, al lado de la puerta del Auditorio. Se la veía temerosa y desconfiada, pero a la vez orgullosa de la hazaña y de las demandas, que ella y su movimiento exigían.