Ocho adolescentes acusados de halcones cumplen su castigo a la luz del día, frente a la presidencia municipal del pueblo de Tierra Caliente: portan camisetas blancas con la leyenda escrita en el pecho: “Mi castigo por ser sicario”, y en la espalda: “Fuera templarios”, mientras barren.
A unos metros del lugar, en el salón principal del edificio municipal, el cabildo espera la llegada del “coronel Herrera”, arribado un día antes con el fin, dicen los pobladores, de desarmar a la guardia ciudadana de esta población de 10 mil habitantes dedicada especialmente a la explotación maderera. No se concretó la reunión