AUTOR: IVONNE ACUÑA MURILLO.
Este 7 de julio tuvieron lugar comicios en los que 30 millones de personas, el 37% del electorado nacional, eligieron a un gobernador en el estado de Baja California; a 931 alcaldes en 13 entidades (Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas); a 441 diputados locales (271 de mayoría relativa y 171 de representación proporcional) en Hidalgo y los estados mencionados con excepción de Coahuila; y a 1 diputado en el distrito XVII en Sonora, éste último en una elección extraordinaria después de que el diputado de extracción priista elegido para este distrito en 2012 fuera asesinado por un matón a sueldo pagado por su suplente.
Generalmente, en un sistema presidencialista, las elecciones intermedias en las que no se elige presidente de la República resultan poco menos que relirevantes para el grueso de la población, por lo que son comunes altas tasas de abstencionismo. Sin embargo, las que tuvieron lugar este domingo adquieren relevancia en función de ciertos factores.