AUTOR: MARCELA TURATI Y EZEQUIEL FLORES.
La Cruzada Nacional contra el Hambre arrancó en el municipio de Mártir de Cuilapan, Guerrero. Y empezó mal. El problema del pueblo era la falta de agua, pero el gobierno federal decidió regalar tazas de baño, pisos y fogones a quienes no los necesitaban. No cumplió promesas que les había hecho a los habitantes y desató conflictos entre ellos. Los verdaderos marginados se quedaron como estaban, pero eso sí, Enrique Peña Nieto disfrutó de un pueblo maquillado y con letrinas nuevas para recibirlo.
Peña Nieto llegó, resucitó la Cruzada Nacional contra el Hambre en este “municipio piloto”; culpó del retraso del programa a los señalamientos “infundados” de lucro electoral, hizo un recorrido y se marchó, pero la casa de Filobonia quedó cacariza, con las tripas de fuera, mostrando al mundo los palos que la soportan y los muros de zacate y lodo cocido.