AUTOR: JESUSA CERVANTES.
MÉXICO, DF, (apro).- Los vehículos los compró Felipe Calderón y, al igual que el costoso avión presidencial, todo ello heredó a Enrique Peña Nieto: se trata de las tanquetas con agua a presión para disuadir, replegar y “encapsular” a manifestantes que este viernes 13 estrenó el gobierno peñista.
Después de que el gobierno de Peña Nieto –dirigido en su política represora por el subsecretario de Gobernación, Luis Miranda– engañara –y no una sino dos veces, sólo que en la segunda fue tan evidente que ni los medios pudieron callar– y azuzara la satanización mediática durante dos semanas consecutivas contra la disidencia magisterial, accionó el botón de la refriega.
Los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) llegaron a la capital el 19 de agosto y desde entonces “tomaron” la plaza pública más representativa del país, la Plaza de la Constitución, el Zócalo, para desde ahí denunciar el engaño del gobierno en torno a la mal llamada “reforma educativa”.