AUTOR: JESUSA CERVANTES.
MÉXICO, D.F. La demostración de fuerza de Andrés Manuel López Obrador y el poco convencimiento de los legisladores priistas hicieron que Enrique Peña Nieto diera marcha atrás en su intención de gravar alimentos y medicinas con el antipopular Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 16 %, previsto en su iniciativa de reforma hacendaria.
El documento estaba preparado más de dos semanas antes de que se entregara la versión final a la Cámara de Diputados. El gobierno pretendía obtener, mediante el IVA, ingresos adicionales por aproximadamente 500 mil millones de pesos, es decir, 3% del Producto Interno Bruto (PIB). En lugar de ello, su ambiciosa propuesta acabó en una posible recaudación de 239.7 mil millones de pesos, 1.4% del PIB, relata a Proceso una fuente que tuvo acceso a la versión inicial de la iniciativa.
Lo que sucedió para que Peña Nieto y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, dieran marcha atrás a sus pretensiones de obtener mayores recursos mediante el IVA, en estos momentos de “minicrisis”, fue que su principal oponente en la pasada elección presidencial tomó la bandera del rechazo al gravamen a esos artículos básicos para convocar a miles de manifestantes contra el gobierno peñista.