AUTOR: NATALIA ANTEZANA BOSQUES.
(16 de septiembre, 2013).- El 15 de septiembre, aquella fecha en la cual se recuerda el proceso independentista de México y se celebran, con el ambiente impregnado de gran nacionalismo, los más de 200 años de libertad en el país, las principales fuerzas políticas mexicanas -PRI, PAN y PRD- vislumbraron un rechazo de la ciudadanía ante sus festividades patrias y se enfrentaron a una tarea difícil de “acarreo” para maquillar sus festejos nacionalistas.
Uno de esos actos, el más significativo, fue la falta de convocatoria en el escenario del Zócalo capitalino, lugar simbólico en el que todos los años el titular del Ejecutivo Federal encabeza el Grito de la Independencia y la sociedad que acude a dicha algarabía nacionalista responde con un “¡Viva!”, al “¡Viva México!” del presidente.
Las fotografías de esta gran plancha, que se encuentra a los pies de Palacio Nacional, dan cuenta de la poca afluencia de gente que acudió a escuchar el primer Grito del priista Enrique Peña Nieto, para el cual desalojó con el uso de la fuerza al magisterio disidente que se encontraba acampando en este simbólico lugar, a manera de protesta, por la Reforma Educativa.