El profesor indígena, condenado a 60 años de cárcel por un delito del que existen pruebas que no estuvo en el lugar en el que se cometió, dijo que no pediría perdón “por algo de lo que soy inocente”.
En la conversación, sostuvo que el proceso que se sigue en su contra ha estado “llenísimo de irregularidades” y pese a ello no se ha establecido su libertad.
No obstante, comentó que “desde el principio he sentido la libertad porque mi conciencia está limpia y eso es lo que me mantiene tranquilo… Estoy limpio en conciencia, ante los ojos de Dios soy inocente, estoy libre”.