AUTOR: VERÓNICA ESPINOSA.
Pese a que las leyes federales establecen el delito de feminicidio, algunos gobiernos estatales, como el de Guanajuato –de derecha, tradicionalmente sumiso a los dictados de la Iglesia y donde rige una ley hecha a modo por el anterior gobierno–, se resisten a utilizar ese término. Este año al menos 62 guanajuatenses han sido asesinadas y las autoridades del estado sólo han aceptado clasificar seis de los casos como feminicidios. Los homicidas, si los aprehenden, se hacen acreedores a penas ridículas: aparentemente matar a la pareja no es delito grave.
El cuerpo calcinado de Juana Mena, una joven irapuatense de 16 años, fue encontrado el 9 de enero en un lote baldío, 11 días después de ser reportada desaparecida. Dos supuestos amigos suyos la quemaron. Uno fue detenido.
El 27 de enero Jéssica González fue rociada por su esposo Ricardo Frausto Ávalos con un líquido inflamable. Le prendió fuego. Tras quemarla, Ricardo se vació el solvente encima y murió días después por las quemaduras. La pareja vivía en León y tenía una hija de tres años.