AUTOR: SHAILA ROSAGEL.
LINK: http://www.sinembargo.mx/07-11-2013/807164.
Hace tres años que Javier Cortés, vicario General de la Diócesis de Apatzingán, era párroco en La Ruana, Michoacán.
En el confesionario tuvo que escuchar el lamento de varias niñas entre 15 y 16 años, violadas y obligadas a pasar uno o dos días con los narcotraficantes a cambio de la vida de sus padres.
Esa situación se convirtió en algo habitual para el sacerdote, quien presenció todo tipo de vejaciones: violaciones, extorsión, amenazas y hasta la muerte de un sacerdote de otra de las comunidades de Tierra Caliente.
“Era el párroco de La Ruana y me tocó tratar los casos de señoritas, muchachas donde les pedían que si no se iban con ellos sus papás pagarían las consecuencias. Eran niñas, muchachitas, adolescentes entre los 15 y 16 años que se veían forzadas a estar con ellos uno o dos días”, dijo el Vicario a SinEmbargo.