AUTOR: ESTEBAN DAVID RODRÍGUEZ.
Luego de ser vilipendiado por el PRI, obligado a renunciar a la dirección de Pemex y exhibido públicamente, Jesús Reyes Heroles vuelve a colarse en la arena política como uno de los cabilderos estrella de la reforma energética de Peña Nieto. Pero su historia no es muy limpia: no supo separar su vertiente pública de la privada. Aprovechando sus puestos en los anteriores sexenios, creó un consorcio que se enriqueció (y sigue haciéndolo) gracias al presupuesto, sobre todo el de la paraestatal petrolera.
Atrás quedaron los interrogatorios públicos a los cuales fue sometido por diputados para exigirle explicaciones sobre la presunta asignación irregular de contratos de Petróleos Mexicanos (organismo que dirigió entre 2006 y 2009), las acusaciones de obstrucción de la justicia por defender a Vicente Fox y a su esposa, las instrucciones de senadores para dar marcaje personal a las contrataciones de su gestión, las anomalías detectadas por la Auditoría Superior de la Federación en licitaciones millonarias de la paraestatal confeccionadas sobre medida, las demandas de senadores priistas de someterlo a juicio político por hacer de la función pública un negocio privado, los contratos para sus socios y clientes…