AUTOR: ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA.
Participar en marchas conmemorativas o en manifestaciones puede ser peligroso para la salud… y para la vida. Las autoridades capitalinas han desatado una cacería de brujas contra estudiantes y activistas cuyo único delito es dar puntual seguimiento y registro de las protestas y las violentas respuestas de la policía. A continuación se presentan tres casos –uno de los cuales puede aproximarse a un desenlace fatal– que así lo demuestran.
“¡Ya valiste madre, pinche anarquista revoltoso!”, escuchó segundos antes de que se reiniciara la andanada, encapsulado por varias decenas de granaderos, inmovilizado con el brazo torcido en la espalda.
Con otros tres jóvenes, Jorge Mario González García fue conducido a una patrulla. Sabía que increpar a sus captores era inútil. Le quitaron el celular, fue llevado a un lugar desconocido donde lo sometieron a una revisión, sesión fotográfica y una nueva tanda de golpes.