AUTOR: ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA.
Tras 12 años fuera de Los Pinos, el PRI volvió con todo y sus anacrónicos rituales, algunos inocuos… otros no tanto. Desde la desempolvada “cargada” de genuflexos políticos, pseudofeministas, empresarios o charros sindicales hasta las muestras de fuerza (encarcelamientos y represión, por ejemplo), las señales sólo llevan a una conclusión: desaparecen los atisbos del federalismo equilibrado que bien o mal se había venido edificando en las décadas recientes, pues el poder se ejercerá desde un solo lugar: la Presidencia.
Viejo ritual reasumido tras los años de ausencia priista en el poder, La Mujer del Año tiene otra vez como invitado de honor al presidente, encargado de entregar la presea elaborada por la casa Tiffany en un acto que organiza la priista Kena Moreno.
Era en realidad un sofisticado mitin feminista del PRI, convocado en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, al cual cientos de socialités, mujeres de la política y el altruismo, acudieron la tarde del 3 de diciembre de 2012.