Además, indicaron que ahora personas de otras comunidades les tienen miedo porque están “contaminados”.
Uno de los habitantes declaró al diario Reforma que incluso los choferes de transporte público los discriminan y no quieren darles el servicio por el temor a contaminarse.
Desde que trascendió el robo de la cápsula radiactiva, el pueblo empezó a ser estigmatizado, afirman.
Los pobladores se quejan de que las autoridades no les han dado información sobre los riesgos, a pesar de que la zona permanece aislada y expertos trabajan en el área donde los ladrones abandonaron la carga radiactiva.