AUTOR: JENARO VILLAMIL.
MÉXICO, D.F. (apro).- Inició la guerra. De eso no hay duda. El problema es cómo llamarla. Atinadamente la portada de la revista Proceso que circula esta semana la titula: “Michoacán, la Guerra de Peña Nieto”. Y el operativo de control mediático del gobierno federal trata, sin mucho éxito, de evitar que el término “guerra” sea utilizado en el anuncio del despliegue masivo de fuerzas armadas del Ejército, policías y cuerpos especiales en la Tierra Caliente de Michoacán.
Las dos grandes televisoras, Televisa y TV Azteca, marcan la pauta de la inducción de una versión oficial poco creíble y aceptada: las fuerzas federales van a restaurar el orden y desarmar a todos los grupos.
El Noticiero, con Joaquín López Dóriga, privilegió la versión y los discursos oficiales: desde el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, hasta el de un nada amable procurador general Jesús Murillo Karam, pero en su emisión del lunes 13 evitó la transmisión en vivo de imágenes desde la zona del conflicto.