AUTOR: JENARO VILLAMIL.
Cercano a Enrique Peña Nieto desde sus tiempos en el Estado de México, Alfredo Castillo Cervantes ha sido uno de sus “apagafuegos”. Empezó con el caso de la menor Paulette Gebara Farah y siguió con infinidad de casos cuando estuvo al frente de la procuraduría mexiquense, inmerso siempre en el escándalo. Ese estigma no lo abandona, tal como se ve ahora que fue nombrado comisionado en Michoacán para meter orden en esa exaltada entidad.
MÉXICO, D.F. “Tú debes buscar a una niña muerta, no a una niña desaparecida”, le advirtió Luis Cárdenas Palomino –segundo hombre fuerte de Genaro García Luna en el sexenio calderonista– a su amigo Alfredo Castillo Cervantes en marzo de 2010.
En esa época Castillo Cervantes era subprocurador regional de Cuautitlán Izcalli, Estado de México, y responsable de la investigación de la niña Paulette Gebara Farah, desaparecida entre el 21 y 22 de ese mes en Huixquilucan.
Hoy Castillo es comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán. En privado admite que la recomendación de Cárdenas Palomino fue determinante para la solución de aquel caso, uno de los más escandalosos en los tiempos de Enrique Peña Nieto como gobernador del Estado de México.