LINK: http://www.sinembargo.mx/opinion/21-01-2014/20937
Javier Duarte de Ochoa asumió el gobierno de Veracruz el 1 de diciembre de 2010 y desde entonces no ha hecho sino minimizar, uno tras otro, los casos de violencia y corrupción registrados en la entidad: ya sean matanzas colectivas, los múltiples asesinatos de periodistas y comunicadores, y hasta la transportación de apoyos millonarios, en efectivo, para la campaña del entonces candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
En su sexenio que entró ya en la última mitad ha habido de todo pero lo que predomina, de acuerdo con periodistas independientes en la entidad, es un control total del gobierno sobre actividades básicas en la vida democrática de la entidad, como la propia libertad de prensa, el Congreso estatal, el Poder Judicial, etcétera.
Esto le ha impedido al propio Gobernador, porque así también lo quiere, ejercer la autocrítica y, además, reconocer a quienes opinan diferente que él.
Su visión unilateral sobre los problemas de Veracruz siempre se achacan a “otros”, a quienes quieren hacerle daño al estado y no permiten su avance, según él.