AUTOR: JUAN VELEDÍAZ.
La presencia militar en labores de seguridad pública en Michoacán tiene un capítulo oscuro ocurrido apenas el año pasado y que sale a la luz ahora, cuando el Ejército está entrampado en esa entidad. Uno de los mandos que llegó en mayo de 2013 y fue separado de su cargo poco tiempo después, denuncia la torpeza y complicidades de sus superiores, quienes reinstalaron a mandos de la policía dados de baja por sus vínculos con el crimen organizado y por estar relacionados con asesinatos y desapariciones forzadas.
MÉXICO, D.F. ¿Qué son todos esos parches?– preguntó el general Alberto Reyes Vaca mientras señalaba las insignias que traía en el uniforme el teniente coronel Eduardo Navarrete Montes.
Una tarde de abril de 2013 ambos jefes militares estaban en una sala de juntas del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, a donde habían sido llamados para una encomienda especial del titular, el general Salvador Cienfuegos Zepeda.
–Son de algunos cursos que he realizado en el extranjero relacionados con terrorismo, comandos y operaciones especiales. Esa es mi línea de trabajo –respondió Navarrete, según narra a este semanario.