AUTOR: Francisco López Bárcenas.
Ha pasado un año de que en México comenzaron a surgir las policías comunitarias y grupos de autodefensa como una forma de enfrentar la inseguridad, generada por la incapacidad de los órganos del gobierno de cumplir con su obligación de brindar seguridad a la población.
El fenómeno comenzó a notarse desde noviembre de 2012, apenas unos meses después de que se decidió la elección de Presidente de la República. En varios entidades federativas, marcadamente Guerrero, Michoacán, Hidalgo, Veracruz y Oaxaca, comenzaron a mostrarse públicamente diversas policías comunitarias y grupos de autodefensa; después se supo que muchas de ellas no eran tales sino grupos formados por políticos profesionales para posicionarse frente a sus adversarios y desaparecieron.
Detrás del fenómeno, se especuló, podía encontrarse el general colombiano Óscar Naranjo, ligado a grupos paramilitares en Colombia y en ese entonces asesor en materia de seguridad del presidente electo de México.
Muchas cosas han pasado en el tiempo transcurrido, entre ellas la estrategia estatal para enfrentarlas. En el estado de Guerrero esto se nota con claridad. A lo largo de 18 años los pueblos fueron creando un sistema de seguridad y justicia comunitaria conocida como Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC).