AUTOR: ROSALÍA VERGARA.
MÉXICO, D.F. (apro).- Hace poco, Cristian vio a un niño que corría a abrazar a su padre cuando regresaba de trabajar en una mina de carbón, en Nueva Rosita, Coahuila, y pensó: “¡Cuántas cosas dejé de vivir con mi papá!”.
Por eso, después de ocho años, decidió sumarse al rescate del cuerpo de Vladimir Muñoz, uno de los 63 mineros que murieron sepultados en la mina de Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, Coahuila, el 19 de febrero del 2006.
En la víspera del octavo aniversario del siniestro ocurrido en la mina, Cristian acudió, con otros 10 familiares de los mineros de la llamada Organización Familia Pasta de Conchos, al Senado de la República.
Al grito de “¡rescate ya!”, exigieron al procurador general de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, realizar otro peritaje para un eventual rescate de los restos de sus familiares.