AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS.
MÉXICO, D.F. (apro).- Servando Gómez, La Tuta, es la “cereza del pastel” con la que el gobierno de Enrique Peña Nieto pretende aparentar que su estrategia de combate al narcotráfico es la correcta.
Es tan importante para el gobierno federal aprehender al jefe de Los Caballeros Templarios que durante la cumbre de los presidentes de Estados Unidos y Canadá que se realizó en Toluca este miércoles, se propaló la especie de que ya habían detenido al jefe de la banda criminal de Michoacán como muestra de la capacidad de presidente mexicano ante Barack Obama.
Con ánimo desbordado el pasado lunes el comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, aseguró que la detención de La Tuta era “inminente” e informó que se encontraba “acotado” y “acorralado” por las fuerzas federales.
La Tuta, por quien la Procuraduría General de la República ofrece una recompensa de 30 millones de pesos, es la misión rencarnada de la estrategia policiaca militar que Peña Nieto ha desplegado en todo el país para combatir al crimen organizado y que en Michoacán se convirtió en crisis de gobernabilidad salvada por la presencia de los grupos de autodefensa ciudadana.