AUTOR: Ernesto Martínez Elorriaga.
Morelia, Mich., 9 de marzo. Nazario Moreno González, El Chayo, era descrito por quienes lo conocieron como una persona impulsiva, sanguinaria, pero también religiosa.
Después de diciembre de 2010, cuando supuestamente había muerto en un enfrentamiento con fuerzas federales en Apatzingán, a decir de los líderes de los grupos de autodefensa, ordenó construir pequeñas capillas con su imagen en las entradas de algunas poblaciones de Tierra Caliente, como en La Ruana, Apatzingán y Buenavista Tomatlán, entre otras, que con el surgimiento de las guardias comunitarias fueron derribadas.
A finales de los 90, Nazario Moreno era integrante del cártel del Golfo, que después fue el del Milenio, luego La familia michoacana o La Empresa, y actualmente se le conoce como Los caballeros templarios. Hubo divisiones y problemas entre los capos, que derivaron en fragmentaciones de los grupos delictivos.
El Chayo era encargado de la plaza de Morelia, cuando aún era el cártel del Golfo. Pero después, junto con Jesús Méndez Vargas, El Chango, y otros líderes criminales fundó La familia michoacana en 2006.