AUTOR: Blanche Petrich
México, DF. Dice Raúl Vera López, el obispo de Saltillo: “En el camino he aprendido mucho”. El camino es el que ha recorrido con las familias de los 65 mineros de Pasta de Conchos, cuyos cuerpos siguen aún en el fondo de un túnel, a 150 metros de profundidad desde 2006. Es su convivencia con los transmigrantes aterrorizados que llegan al albergue que él fundó en la capital coahuilense en 2001. Es el acompañamiento a las luchas de miles de sobrevivientes y familiares de víctimas de masacres y agresiones cometidas a lo largo de los años y a lo ancho de la geografía nacional.
“Uno llega a conocer muchas cosas del país real atendiendo a los pobres, atendiendo a las víctimas”.
–¿Qué lecciones?
–“Una: la tremenda corrupción que recorre a todo el Estado mexicano. ¿Quiénes protegen a los empresarios de Grupo México que hacen trabajar a los mineros hasta exprimirlos y luego abandonarlos? Son los mismos que poseen los trenes donde se cometen verdaderos actos de terrorismo contra los migrantes centroamericanos. Y los funcionarios que los encubren son los mismos que no hacen nada para encontrar a los decenas de miles de desaparecidos”.