MÉXICO, D.F. (apro).- El intempestivo anuncio del cierre de 12 de las 20 estaciones de la Línea dorada del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) por fallas técnicas y estructurales que ponen en riesgo la seguridad de los usuarios no es más que un capítulo más de la guerra soterrada que libran el exjefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y su sucesor, Miguel Ángel Mancera Espinosa.
A pesar de que las autoridades del Metro contaban ya con sólidos indicios de irregularidades graves en la construcción del Metro desde el año pasado, no fue sino hasta ahora, en plena campaña de Ebrard por la presidencia nacional del PRD, cuando el gobierno de Mancera decidió reventar ese espinoso asunto que, por cierto, ya es investigado por la Contraloría capitalina para deslindar responsabilidades.
Según Joel Ortega, un excolaborador de Ebrard que terminó peleado con él, las graves fallas técnicas y estructurales detectadas en la línea de12 del Metro en año y medio de operación obligarán al cierre temporal de 12 estaciones, las del oriente de la capital.