AUTOR: JENARO VILLAMIL (ANÁLISIS)
MÉXICO, D.F. (apro).- A 50 días de que iniciara el operativo político, mediático y de seguridad del gobierno de Enrique Peña Nieto para “tranquilizar” a Michoacán todo parece indicar que se están reproduciendo los mismos errores de diagnóstico y de estrategia que se cometieron en el sexenio de Felipe Calderón frente a la disputa del crimen organizado en esa entidad.
La situación se ha vuelto a complicar en este estado donde se disputan los cárteles y los grupos de autodefensa un monopolio legítimo de la violencia que perdieron las autoridades estatales y federales desde 2006, por ponerle una fecha.
La desesperación por recuperar la opinión pública perdida en Michoacán ha iniciado en el gobierno federal. En su cuarta visita a la entidad desde el operativo encabezado por el comisionado Alfredo Castillo Cervantes, Peña Nieto negó que las medidas trataran de “politizar” la crisis michoacana. A su vez, el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, descartó que la investigación y el arraigo en contra de Jesús Reyna, secretario de Gobierno de la administración de Fausto Vallejo, se trate de un nuevo “michoacanazo”.