AUTOR: BERNARDO BARRANCO V.
MÉXICO, D.F: La desmesurada y melosa acogida del gobierno al secretario de Estado y número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, refleja el interés de Enrique Peña Nieto por guardar una excelente relación con la Iglesia mexicana y con la Sede Apostólica.
Porque existe una creciente preocupación por la inesperada actitud crítica del episcopado ante las reformas y el rumbo que está tomando el país.
Recordemos que en abril los prelados mexicanos presentaron un conjunto de preguntas críticas sobre los contenidos de las reformas fiscal, educativa, política, energética y mediática. Los cuestionamientos están posicionados en un documento titulado “Por México ¡ACTUEMOS!”.
En dicho pronunciamiento, los obispos, en cinco bloques de preguntas, expresan inquietudes sobre la orientación del país. Es decir, no son interpelaciones que buscaban sólo la aclaración, sino que constituyen verdaderas objeciones a los asuntos que abordan las grandes reformas que han venido siendo votadas por las cámaras.