AUTOR: JESÚS CANTÚ (ANÁLISIS)
MÉXICO, D.F: El procesamiento de las leyes secundarias para dar viabilidad a las “reformas estructurales” evidencia el absoluto sometimiento de la mayoría de los legisladores a los dictados y solicitudes del Ejecutivo, lo cual permite avanzar en la consolidación de un nuevo presidencialismo mexicano, igual de autoritario, patrimonialista y clientelar pero más centralista que su predecesor.
Por supuesto que los instrumentos del poder cambiaron en los últimos 20 años, y por ello el neopresidencialismo también presenta nuevas características: ahora el control del Congreso requiere de la incorporación de los grupos parlamentarios de partidos ajenos al PRI. Ha sido evidente la inclusión de los legisladores del PVEM, Panal y PAN –particularmente este último– como factor determinante para alcanzar la mayoría en el Senado, pues en la Cámara de Diputados no la necesitan.
En el pasado, el sometimiento de los legisladores priistas era sencillo y elemental: como el tricolor era la única vía para llegar al poder, bastaba con el control de las candidaturas que ejercían el presidente y los gobernadores.