AUTOR: SARA PANTOJA.
MÉXICO, D.F. (apro).- Todos los días Laura (nombre ficticio) tenía que cumplir la orden de su explotador de sostener relaciones sexuales con los clientes. Si no lo hacía, el proxeneta la tundía a palos.
“No podíamos decir nada, porque nos pegaban y nos encerraban con candado”, dice la víctima.
De ese infierno no había forma de escapar. Afuera, la dueña del lugar donde la obligaban a prostituirse, siempre cuidaba la puerta. “No podía decirle a los clientes que me ayudaran a salir”.
Laura es una víctima de la explotación sexual en México. Su caso fue integrado en las dos mil 105 averiguaciones previas iniciadas por el delito de trata de personas del 2009 al primer trimestre de este año, según el “Diagnóstico sobre la situación de la trata de personas en México”, elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
De ese total, mil 412 averiguaciones correspondieron a las procuradurías y fiscalías estatales y 693 a la Procuraduría General de la República (PGR).