By: Draco Dracul
on 12:38:00
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FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESÚS CANTÚ.
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IMAGEN TOMADA DESDE PROCESO. |
MÉXICO, D.F: Durante los últimos 18 años se repitió incansablemente que el país no lograba retomar un ritmo adecuado y sostenido de crecimiento económico (un incremento promedio anual del PIB de al menos 5%) por la falta de las reformas estructurales que permitieran colocarlo en situación de igualdad con el resto de las economías emergentes del mundo; ahora que finalmente se concretaron, éstas, en palabras del mismo presidente Enrique Peña Nieto, permitirán construir un “nuevo México” con un crecimiento del ingreso per cápita, con un mejoramiento en la redistribución del ingreso y la elevación del bienestar de la población.
Más allá de que no hay compromisos específicos ni metas precisas que cumplir, sino únicamente promesas y declaraciones sin el respaldo de datos duros, hay al menos tres buenas razones para desconfiar de las mismas: una, la imposibilidad real de avanzar en dichas promesas en los últimos 30 años, desde la instauración del actual modelo de desarrollo económico; dos, la ausencia de estudios serios y claros que permitan saber con certeza que las reformas contribuirán a fortalecer (y no a debilitar) la recaudación fiscal; y tres, la falta de evidencia de que las reformas tendrán el impacto esperado en las condiciones mundiales y nacionales presentes.