Su salida de la PGR estuvo marcada por la investigación que realizó contra Tomás Zerón en el caso Ayotzinapa. Pero ahora en lo que piensa es en la comparecencia de la próxima semana ante los senadores que tienen la última palabra y decidirán quién será el fiscal entre los 30 aspirantes a ese puesto.
En entrevista para Aristegui en vivo, Chávez Flores sostiene que no se puede pensar en “un cargo acotado” o sin independencia, ni capturar a una institución como lo será la Fiscalía General de la República.
En el caso del fiscal general -cuyo nombramiento también está pendiente-, aseveró que “es un poder inmenso y todo poder inmenso que carezca de contrapesos democráticos, que carezca de esquemas de supervisión reales” no funcionará.
Por ello plantea que el fiscal anticorrupción tenga “autonomía técnica, operativa y de gestión”.
Actualmente observa un “atorón, entrampamiento en el proceso de designación del fiscal” anticorrupción. Incluso considera posible que se llegue a reventar este proceso.
Pero no quita el dedo del renglón: los “fiscales tienen que tener entorno de independencia para una posición tan delicada como llevar a un proceso penal a un ciudadano”, “independencia de criterio aún para enfrentar a un poder ejecutivo” (el presidente de la República).
Apunta por ejemplo que en EU los fiscales no están subordinados.
“Mi experiencia en el servicio público es de 12 años siempre en órganos anticorrupción”, destacó. “Fui contralor general de Pemex… fui visitador general con tres procuradores”.
“En esta experiencia un contralor tiene que tener necesariamente un grado de autonomía técnica, administrativa y de gestión… si está atado de manos… eso termina en solapar las conductas indebidas”, asegura.
Sobre su trabajo en la PGR, dice que “siempre tuve amplia libertad para hacer mi trabajo pero siempre hay presiones” ya que se “tocan intereses muy sensibles”.
No obstante, hay una “realidad de las deficiencias que tienen nuestros cuerpos de investigación”.
“Cuando se es servidor público uno tiene que entender que hay un mando que en mi caso era la señora procuradora a quien aún tengo un gran respeto, siempre me dejó hacer mi trabajo con absoluta libertad”, refiere sobre Arely Gómez.
Por ello señala que la fiscalía tiene limitaciones muy importantes, “es una figura transitoria, la vida que le queda a esa fiscalía ya solamente es de un año y medio: el fiscal electo por el Senado sólo estará en funciones hasta el 30 de noviembre del año 2018. Después continuará esta fiscalía pero como una unidad subordinada al fiscal general”.
“Ese fiscal anticorrupción si bien es electo por el Senado, la constitución dice que puede ser libremente separado de su cargo por el fiscal general”, indica.
Esto no debería ocurrir pues el fiscal anticorrupción se encargará de “revelar realidades incómodas para una institución o un gobierno”, por lo que las “presiones seguirán existiendo” y “debe tener potencia para resistir las presiones”.
“La corrupción de las élites políticas se genera en un alto número de casos”, reconoce. Y menciona casos tan conocidos: empresas fantasma, peculado, deudas de estados…
Por lo mismo se adelanta: “Si los intereses políticos capturan el proceso (de elección del fiscal anticorrupción) yo no participaré ahí”.
“La simple demora (en el nombramiento) es algo que nos tiene que poner alertas”, asegura.
Para evitar “cuotas y cuates”, hay un antídoto, dice seguro; se necesita “la participación activa de la sociedad”.
Las organizaciones sociales no pueden estar como “convidados de piedra”.
Chávez Flores sigue su camino. Necesita el respaldo del PRI para llegar a la fiscalía. No la tiene fácil.
FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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