“El delito queda afuera, aquí entra el ser humano”. Esa es la frase que recibe a cada uno de los reos que ingresan al penal de San Pedro Cholula, Puebla. Ahí está el asesino de Karla López Albert, Manuel Forcelledo y, el ex líder sindical, Israel Pacheco, ellos y otros 547 presos viven amontonados y pasan más de la mitad del día encerrados en celdas diminutas en donde duermen hasta 18 personas.
En un largo pasillo se encuentran las celdas que apenas miden 3 por 2 metros. En ellas, hay cinco planchas de cemento que simulan literas, en cada una de las cuales pueden dormir hasta tres reos, así se acomodan 15, y a otros tres les toca tenderse en el piso. El penal ha llegado a tener una población de hasta 700 personas, situación situación durante la cual algunos duermen parados y amarrados a los barrotes para poder soltar su cuerpo.