El salario mínimo de México es cinco veces menor de lo que debería ser para que una familia se ubique por arriba de bienestar mínimo y en consecuencia, sólo el 21 por ciento puede comprar la canasta básica, incluido ahí el 10 por ciento de la población con mayores ingresos.
El 79 por ciento no puede acceder a ella, a pesar del aumento de 7 pesos al salario mínimo decretado a finales de 2016.