“La mayoría de los homicidios y otros ataques violentos no son castigados, lo que lleva a una expectativa de impunidad, y los periodistas se enfrentan a amenazas creíbles a la presión que incluye editoriales extremas de violencia de las organizaciones criminales y autoridades corruptas”, indica en su informe 2017 sobre libertad de prensa.
Además, señala que los mecanismos gubernamentales para proteger a los periodistas se ven obstaculizados “por las rivalidades burocráticas, la falta de recursos y la formación inadecuada”.