Una periodista es acribillada mientras lleva a su hijo a la escuela. Hombres armados disparan a otro tumbado en una hamaca mientras le lavan el coche. Un premiado reportero es sacado de su vehículo a mediodía y recibe doce balazos a unas calles de su oficina.
Javier Valdez se convirtió el lunes en el sexto periodista asesinado desde primeros de marzo, algo inusual incluso en un país que se sitúa solo detrás de Siria y Afganistán en crímenes contra la prensa. Nada vincula directamente esos seis homicidios pero en conjunto son la constatación de que la impunidad que existe en México amenaza la vida y el trabajo de la prensa.