Hasta hace tres años, una llamada de ella hacía temblar al más bragado director de medios de comunicación de Veracruz. “[Fulano] debe salir así, y así. A tal espacio, con tales palabras, y tal encabezado. Quiero esta foto y quiero que la firme tal reportero”. Palabras más, palabras menos, eran las órdenes que Gina Domínguez Colío dictaba desde su oficina en Xalapa a cualquier directivo o jefe de información.
Diarios, televisoras, estaciones de radio, portales de internet: No había quién se resistiera a sus embates.