En primer lugar, queremos enviar a nuestra hermana mexicana nuestro más sentido respeto y saludos revolucionarios desde las montañas del Kurdistán hasta las cordilleras de Sierra Madre más allá de los océanos.
A pesar de los ríos, las montañas, los desiertos, los valles, cañones y mares que nos separan, somos hermanos y hermanas indígenas, sin importar en qué parte del mundo estemos.