Durante el año 2016, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México fue víctima de un presunto fraude, cometido por dos empresas que habían sido contratadas por separado, para dar dos servicios distintos de mantenimiento a equipos de alertamiento sísmico de la institución.
Ambas empresas se confabularon para hacer el trabajo una sola vez, y cobrarlo por duplicado, tal como deja ver la documentación oficial sobre este caso.